El embarazo en una relación sexual se produce exclusivamente con una relación coital vaginal (penetración del pene en la vagina), en cualquier día del ciclo menstrual (porque diferentes circunstancias pueden influir sobre el ciclo), sin utilizar métodos anticonceptivos o utilizándolos mal. También los días de regla. Independientemente de que haya habido eyaculación o no, puede darse un embarazo dado que el líquido preseminal, anterior a la eyaculación (su función es limpiar la uretra) contiene espermatozoides que, al quedar depositados dentro de la vagina pueden ascender hacia el útero. Este último caso es el que explica la posibilidad de embarazo en el coito interrumpido o “marcha atrás” o en una segunda práctica de coito seguida.
Si supiéramos exactamente cuándo estamos ovulando, podríamos saber en qué días podemos quedarnos embarazas y cuáles no. Pero no es tan fácil saberlo siempre a ciencia cierta, puesto que el ciclo puede verse influenciado por múltiples variables (estrés, cambios de temperatura fuertes, cambios en la alimentación, aumento o disminución de la actividad física..) haciéndose más corto o más largo, o puede que tengamos una ovulación múltiple (durante el mismo mes o incluso durante la regla). Además, hay que tener en cuenta que cuando somos más jóvenes se pueden tener ciclos más o menos irregulares. Por otro lado, los espermatozoides pueden vivir y mantenerse activos en el interior de la vagina entre 3 y 5 días, por lo que una relación sin protección puede conllevar un embarazo en días posteriores a la práctica coital.
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